Noticia de prensa digital sobre la situación política en Egipto: ”La manifestación avanzaba estrictamente segregada. Los hombres al frente, seguidos por un grupo aislado y mucho menor de mujeres, la mayoría cubiertas con el niqab, el velo que solo deja al descubierto los ojos. 'Egipto es una nación islámica', decía Nadia Ali, de 21 años. 'El Gobierno golpista está actuando contra la voluntad divina y pagará por ello”. No es raro, por lo tanto, que pasen las cosas que pasan por el empeño de Dios (en su versión Alá) de intervenir en los asuntos humanos. ¿O será que algunos no cesan de leer las prescripciones al uso y en su inagotable repetición se extasían tras la búsqueda imposible de la verdad revelada? Me acuerdo de un aforismo ahíto de ironía de Georg Christoph Lichtenberg: “En verdad hay mucha gente que lee solo para no pensar”. Y es que hay maneras muy complicadas de no ejercitar el pensamiento, indudablemente. Aunque haya también lecturas muy diferentes en esencia e intención.
Dioses hay muchos y algunos poderosos. Y a veces hablan o escriben. Echarle la culpa a uno sólo, no es de valientes ni de hombres.
ResponderEliminar¿ Qué intentaba no pensar este norteño aragonés ?
ResponderEliminarhttp://pccineforo.blogspot.com.es/2013/07/la-via-lactea.html
Lo malo es que, visto desde lejos, el fanatismo no es exclusivo de "esos pueblos". Todas las religiones con aspiración gubernamental sostienen que la voluntad de los dioses se transgrede cuando se vota en sentido contrario al suyo. En Egipto, y antes en Argelia, se transgredió la voluntad -acertada o no- del pueblo, que votó así.
ResponderEliminarUn saludo
Juan M
juanmanuelsanchezmoreno.blogspot.com
Y lo dijo Karl Marx: "La religión es el opio del pueblo"
ResponderEliminarwww.markdezabaleta.net
""Y lo dijo Karl Marx: "La religión es el opio del pueblo""""
ResponderEliminar"Dicen tantas cosas; ya no saben qué decir" (Julio Iglesias)
No sé si decirlo así; otro marxista -o quizás marxiano- dijo esto que no es menos acertado : "Si sigues cumpliendo años, te acabarás muriendo" Y la gente, increíblemente, no le hace ningún caso. El deporte es ahora ese ungüento opiáceo.