20.8.13

Consejos para el camino














El maestro en Soria: "...No aceptéis jamás el reto de los vividores y de los intrigantes, porque si peleáis con ellos tendréis que emplear sus armas plebeyas y, aunque triunféis, seréis desgraciados en el orden del espíritu, descendiendo de la categoría de hombres a la de bestias montaraces." Solo un observador puede ser filósofo, y Antonio Machado lo era. Tal vez incluso navegaba en esa frontera imprecisa en que Moral y Filosofía se acompañan (y reclaman a Política que se les sume) Pero aunque no se pretenda más que conducirse cabalmente por la vida, el consejo es apetitoso y, sobre todo, muy útil para no perecer en la actualidad extraordinariamente pragmática. Rechazar a los que vengan a traer discordia a nuestra casa interior se impone. Aunque muchos son los rostros, diversas las vías y excesivas las propuestas que nos impiden centrarnos. La competencia tan instalada en nuestros tiempos no lleva sino a una insatisfacción sin fin y a un conflicto con los demás, que hace mella en nuestros cuerpos. Ni cabeza de ratón ni cola de león. Ir más acá en nosotros mismos. Que no se nos escape el animal apacible que también llevamos dentro.


6 comentarios:

  1. Estoy en parte de acuerdo con el maestro en Soria. Pero si a veces no aceptamos los retos que se nos presentan ¿cómo avanzaría la humanidad? Si aquel al que le dijeron a que no eres capaz de... no lo hubiese intentado ni siquiera sabríamos que es posible. Saludos!!

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  2. La clave está en la palabra competencia que luego se convierte en competitividad. Nació como piedra filosofal del capitalismo y, con el tiempo, y bajo su filosofía, el mundo se ha convertido en un lugar casi inhabitable para la inmensa mayoría de la población. La competitividad, el constante desafío ha convertido la vida en una carrera hacia la meta del poder y la riqueza sin tener en cuenta los métodos para alcanzarla. Al final, los ganadores son unos pocos y los perdedores somos millones de seres insatisfechos...

    Saludos.

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  3. Hola Ariadana,
    me gusta tu blog, he llegado a él porque estás como participante en el mío, Materiales para pensar.
    Como profesor de secundaria en Cataluña estoy totalmente impregando de la palabra competencia, significante central del discurso de nuestras autoridades académicas. Es un concepto -trampa. En parte está bien : ser competente en las cuestiones básicas: relacionarse, pensar, escribir... Pero la trampa es el sentido excluyente y parcial que tiene. hay competentes e incompetentes ( aunque se disfrace por la ideología políticamente correcta la manera de decirlo). Se habla d ela competencia como una especie de habilidad aislada, como una teconología que aprendemos : uno se vuelve competente socialmente o emocionalmente como competente para bailar flamenco o hacer de contable.
    Huele mal....
    Un abrazo

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  4. Resulta cada vez más difícil que el animal apacible que llevamos dentro aflore y sea comprendido. Un ejemplo de animales: Ayer, junto a un contenedos de reciclaje de cartón y vidrio, había una rata. Los vecinos se escandalizaron y llamaron de todo a los políticos, pero nadie vio que ese roedor salía de unas bolsas de basura orgánica que alguno de esos ciudadanos que vociferaba había depositado por error o por negligencia donde no debía. Filosofía, política y moral son pilares del sentido común, efectivamente.
    Un saludo
    Juan M

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  5. La competencia es tomada en nuestro mundo actual como una virtud que hace avanzar los pueblos y la humanidad. Pero su excesiva adoración crea enemigos en donde antes había contrincantes. El desarrollo y la inteligencia humana (quiero decir, la verdadera) son producto de la cooperación y no de la competencia, como pretenden hacer creer los defensores del nuestras sociedades llenas de falsas libertades.
    Un saludo.

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  6. Una magnífica reflexión, personalmente odio la competencia, ese "trepar" que exige nuestra sociedad, la grandeza, la verdadera grandeza consiste en hacer que todos se sientan grandes.

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