Siempre hay palabras cuyo rigor iguala al frío invernal que nos azota estos días:
"Los trozos de tu cuerpo estarán en mi recuerdo,
no entre las garras de las fieras.
Tu fragancia infernal aún será mía."
Pretender penetrar en el tejido de la poesía tienta. ¿Lo intentas o desistes cuando temes que sea una red que te atrapará para ya no ser después el mismo? ¿Por qué preocuparte si dejas de ser el mismo? ¿Por qué no verla como afirmación de lo que se ocultaba dentro de ti? ¿Por qué no celebrar que eres ya el otro?
"Las letras de tu nombre descompuesto formarán otros nombres
y en la pradera violeta crecerán otras torres
en los atardeceres prolongados por la sed hacia el pozo
donde tú, entonces, vivías
cuando el cielo era rojo y los árboles escarlatas crecían."
Enigmático entonces que el poeta Cirlot deja en cursiva. ¿Será la cursiva un a modo de proyección? Flecha en el tiempo, vuelo que no cesa, rebelde dirección hacia un destino.
Ese "entonces" sugiere, el lector puede darle la intención que desee, que puede ser la misma que el autor, o tan distinta que nada tenga que ver. Me gusta ese entonces, escrito en cursiva, como las preguntas que nos dejas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Entonces. Pasado lleno de significado, pasado que el tiempo borra y transforma, que solo queda en el recuerdo y al que es necesario asirse para retener y revivir la presencia del ser amado.
ResponderEliminarUn poema que se paladea con la vista.
Hola Adriana, paso a leerte y sí, te digo lo mismo que San.
ResponderEliminarNunca dejemos de ser nosotros mismos, mientras aquello que somos sea lo mejor para uno y cuantos nos rodean y por supuesto si como somos nos gusta a pesar de nuestras limitaciones.
Un abrazo
Sor.Cecilia