Bertolt Brecht escribió la obra La vida de Galileo no solo para debatir sobre el carácter y la propiedad de la ciencia y de la técnica, sino también como expresión que resalta los elementos políticos y éticos del desarrollo y utilización de las mismas. En un momento de la obra el personaje Sagredo le dice a Galileo: “¿Cómo puedes confundir la lastimosa astucia [de los hombres] con la razón”? Y Galileo le contesta: “No hablo de su astucia. Sé que llaman al asno caballo cuando lo venden y al caballo asno cuando lo quieren comprar. Esa es su astucia. La vieja, que la noche antes del viaje le da con su mano seca un haz de heno más al mulo, el navegante que, al comprar provisiones, piensa en la tormenta y en la calma chicha, el niño, que se pone la gorra cuando se le demuestra que puede llover, todos ellos son mi esperanza, todos atienden a razones. Sí, tengo fe en la suave violencia de la razón sobre los hombres. A la larga no pueden resistírsele. La seducción que se desprende de una prueba es demasiado grande. La mayoría se rinde a ella, y a la larga todos. Pensar es uno de los mayores placeres del ser humano”.
Pensar, discurrir, sentir la suave violencia de la razón, actuar. Ni la técnica ni la ciencia se aplican por sí solas, ni por sí solas son garantía de la transformación. Al fin y al cabo todos los días vemos su uso dual, contradictorio y enajenante incluso, porque los dioses siguen poseyéndola para su negocio y su dominación. Los mortales solemos recibir las migajas, mientras auspiciamos nuestros propios héroes prometeicos. Pero, cuidado con el complejo de héroes a nuestra disposición. En otra parte de esta obra de Brecht, uno de los seguidores de Galileo salta: "¡Pobre del país que no tiene héroes!". A lo que el astrofísico responde: "Oh, no, más bien pobre del país que necesita héroes."
Estupenda entrada.
ResponderEliminarCariños,
Nená
Desde luego, el país necesitado de héroes tiene un pronóstico fatal porque la luz de la razón -de la intuición y el arte también, ambas son parte de las grandes cualidades humanas-ha ido a parar al desagüe, y solo vale aplaudir a esa engendro de criatura cocinada para amansar ciudadanos.
ResponderEliminarAriadna me ha encantado esta publicación. La he leido y disfrutado. Aquí en mi país el tema de los heores es un tema sumamente delicado. Aquí hay más dioses poseyendolo todo, absolutamente todo. No queda nada para los heroes.
ResponderEliminarsaludos,
Jacob
brecht, un imprescindible!
ResponderEliminartrébol