26.10.13

Drummond de Andrade: sobre la poesía














Carlos Drummond de Andrade advierte:

"No hagas versos sobre acontecimientos.
No hay creación ni muerte ante la poesía."

¿Tan total es la poesía? Todo representa o de todo se apropia, cabe concluir según el poeta. ¿Habrá creado ella sola la realidad? Tal vez no, pero tal vez ella, la poesía, tenga su propio ámbito que espera ser habitado por cada humano que la busque. Espacio aún sumergido, aún en los estratos del tiempo, aún en la materia que se sigue haciendo ajena a lo que acontece en la superficie. Otra materia, otro tiempo, otra profundidad: 

"Penetra sordamente en el reino de las palabras.
Allá están los poemas que esperan ser escritos."


Disculpas. Tal vez debí incluir el poema completo, corrijo y lo añado:


"Procura de la poesía


No hagas versos sobre acontecimientos.
No hay creación ni muerte ante la poesía.
Frente a ella la vida es un solo estático,
no calienta ni ilumina.
Las afinidades, los aniversarios, los incidentes personales no cuentan.
No hagas poesía con el cuerpo,
ese excelente, completo y confortable cuerpo, tan enemigo de la efusión lírica.
Tu gota de bilis, tu máscara de gozo o de dolor en lo oscuro son indiferentes.
Ni me reveles tus sentimientos,
que se prevalecen del equívoco y tientan el largo viaje.
Lo que piensas o sientes, eso aún no es poesía.

No cantes a tu ciudad, déjala en paz.
El canto no es el movimiento de las máquinas ni el secreto de las  casas.
No es la música oída de paso; rumor del mar en las calles junto a la línea de espuma.
El canto no es la naturaleza
ni los hombres en sociedad.
Para él, lluvia y noche, fatiga y esperanza, nada significan.
La poesía (no extraigas poesía de las cosas)
elude sujeto y objeto.

No dramatices, no invoques,
no indagues. No pierdas tiempo en mentir.
No te aborrezcas.
Tu yate de marfil, tu zapato de diamante,
vuestras mazurcas y supersticiones, vuestros esqueletos de familia,
desaparecen en la curva del tiempo, son inservibles.

No recompongas
tu sepultada y melancólica infancia.
No osciles entre el espejo y la
memoria en disipación.
Que se disipó, no era poesía.
Que se partió, cristal no era.

Penetra sordamente en el reino de las palabras.
Allá están los poemas que esperan ser escritos.
Están paralizados, mas no hay desesperación,
hay calma y frescura en la superficie intacta.
Helos allí solos y mudos, en estado de diccionario.
Convive con tus poemas, antes de escribirlos.
Ten paciencia, si oscuros. Calma, si te provocan.

Espera que cada uno se realice y consuma
con su poder de palabra
y su poder de silencio.
No fuerces al poema a desprenderse del limbo.
No recojas en el suelo el poema que se perdió.
No adules al poema. Acéptalo
como él aceptará su forma definitiva y concretada
en el espacio.

Acércate y contempla las palabras.
Cada una
tiene mil fases secretas sobre la neutra faz
y te pregunta, sin interés por la respuesta,
pobre o terrible, que le des:
¿Trajiste la llave?

Repara:
yermas de melodía y de concepto,
ellas se refugian en la noche, las palabras.
Aún húmedas e impregnadas de sueño
rolan en un río difícil y se transforman en desprecio."



Versión de Manuel Graña Etcheverry

 



















Foto de abajo:  Emmet Gowin


3 comentarios:

  1. No estoy del todo en acuerdo con la aseveración. Supongo que se puede poetizar sobre algo que ha sucedido aplicando la belleza de las palabras.
    Salut

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  2. Vaya, he mirado alguno de mis textos. Disipada la presunta poesía, temo que cuando vea el espejo, es cristal esté astillado. Hace tiempo que vengo intentando encontrar el sendero a ese reino de las palabras, la mayoría de los aprendices de poeta lo hacemos. Escurrir la poesía escondida en el lenguaje, y no nuestras pequeña memorias, como solemos hacer. Pero cuesta, cuesta demasiado arribar a ese reino.
    Abrazos, siempre

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