Luis García Montero, en el digital Público: "Una de las condiciones fundamentales del ejercicio crítico es el deseo de exactitud. Supone un error grave considerar que una opinión es más crítica cuando parece más rabiosa." Conclusión razonable de la experiencia vivida y sufrida en propia carne. La crítica es racionalidad. La rabia, emoción.Acaso por eso matice: "La exageración no significa un ahondamiento, sino una forma de descomposición. Las inexactitudes implican con frecuencia una simple renuncia a la voluntad de conocimiento que caracteriza la meditación crítica." Probablemente no se trate sino de vagancia. Pensar y buscar soluciones a las cosas siempre cuesta lo suyo y cuanto nos rodea es sumamente complejo y no fácil de explicar y menos de entender. Resulta más cómodo sustituir el ejercicio de reflexión y de imaginación por una reacción visceral justificativa. Que quede claro: motivos hay de sobra para sentirse cualquiera indignado y se puede entender en parte que intente consolarse momentáneamente con la patente visceral. Pero las vísceras no construyen por sí solas organismo. Más bien, una sobredosis de sus humores tiende a la disfunción y, a la postre, a destruirlo.
De cada diez cabezas, nueve embisten y una piensa, decía el poeta que moriría en el exilio. Va a ser cuestión de vagancia, en efecto.
ResponderEliminarAbrazos, siempre