"Tanto como cuesta desnacer. Un hombre
tiene un pie y lo pierde. Lo veloz
es cuanto anduvo
airoso por ahí pisando arrogancia,
rey y más rey. Un hombre
tiene un pie y lo pierde."
Con estos versos -titulados "Nusch pensando en Eluard en el 52"- fue el poeta chileno Gonzalo Rojas quien me hizo pensar en Nusch Eluard. Y también desear la mujer de mi prójimo, con mucho océano temporal de por medio. Versos que se dejan llevar por el surrealismo de Nusch, de Eluard, del resto de la corte y cohorte cuyo eco aún nos llega. Conocí una tarde de primavera avanzada a Rojas, una tarde de la que tengo dos recuerdos imborrables: la lectura, y comentario previo (o posterior, según le diera) de algunos de sus poemas y la firma de libros. De la lectura, aún me viene su cadencia y ritmo pausados de voz, y su dulce pero ya quebrado y lento tono que, no obstante, embriagaba. Ochenta y ocho años no le estaban pasando en balde. De la firma de libros, la lentitud atenta, carente de presura y ajena a la cola que se había formado, y también aquella caligrafía entera, de trazo suave y finamente perfilado, que solo los viejos herederos de la cultura antigua poseen.
Nusch, la musa de las musas, "una diosa de la hermosura" que la denomina Rojas, tan amada, tan deseada, tan mostrada. ¿Enloquecida por aquel vínculo posesivo y dominante del juego ordenado por Paul Eluard? Aun sabiendo de su existencia -siempre en función de los artistas y cortejadores de turno- no me había parado a pensar en ella. Esos mundos me pillan grandes, no por su ámbito o por su temporalidad vertiginosa, sino por la personalidad de la mujer. ¿Hay alguna diosa o virgen de las mitologías que tenga la actualidad que nos ofrece a través de sus poses? Sí, Nusch Eluard también pertenece a un mundo de mitos. Rojas me lo dio a entender.
Qué manera de escribir tan bella; un amigo mío, que también presume de una cadenciosa y bella pluma, podría enamorarse de la tuya, esa es una de las cosas en las que pensé n_n
ResponderEliminarPor otro lado, creo que muertos y vivos corearan el canto de Paul, un hombre que no sólo la vistió de un intenso amor, sino de su vida y talento.. Creo que su cuerpo es una de las tantas Marías de esos cantos, pero no la única; y esa muerte y vida a la que unos y otros se remiten tienen un tinte melancólico que ya la narraba antes de ese fúnebre noviembre. Como sea los cantos siguen..
"Viva y muerta separada
tropecé sobre una tumba sobre un cuerpo
que levanta apenas la tierra
sobre un cuerpo del que yo estaba hecho
sobre la boca que me hablaba
y sobre los ojos corruptos de todas las virtudes
mis manos mis pies eran los suyos
y mi deseo y mi poema eran los suyos
he tropezado sobre su alegría sobre su bondad
que ahora tienen el rigor de su esqueleto
mi amor es cada vez más concreto está bajo tierra
y no en otra parte adivino su olor
mi amor mi pequeño mi corona de olores
nada tenías que ver con la muerte
tu cabeza no había conocido la noche del tiempo
escucha mi efímera aquí estoy te acompaño
te hablo nuestra lengua es mínima va de golpe
del gran sol al gran sol y morimos de estar vivos
aquí está nuestro perro aquí nuestra casa
aquí está nuestro lecho aquí los que nos quieren
todos los productos de nuestro corazón de nuestra sangre
y de nuestros sentidos y de nuestros sueños
no me olvido de estos pájaros de gran vuelo
que nos guían que nos llevan y
y que hacen agujeros en el azul
como volcanes en plena tierra
mi niña mi muchacho pequeña madre y padre mi poema te hubiera distraído esta noche
las palabras precisas que tú comprenderías
con las palabras bruscas de las peripecias
las vivas cibelinas de la coquetería
y la ensordecedora espuma del mar
y la reminiscencia
y el deletéreo olvido
mi cuerpo vivo encantando
mi razón sin razón
mi seducción mi soledad
mi placer mi dolor
mi modestia y mi orgullo
mi perversión mi mérito
pequeñita y trizada perfecta y pura
igual a un vaso de agua para beber siempre
no duermo he caído
he tropezado sobre tu ausencia
estoy sin fuego sin fuerza
cerca de ti soy el revés de la bestia
me aferro a nuestra caída
a nuestra ruina
estoy debajo de tus restos
aspiro a tu nada quisiera ver mi frente
como una piedra lejos en la tierra
como un barco hundido en el agua
pequeña pero tú me engendraste en tormenta
me convertiste en hombre
me amaste como a un sabio
mi voz no tiene eco me avergüenzo de hablar
oh mi amor para siempre sufro de tu silencio."