Determinadas y presentes circunstancias por las que pasa el país que habitamos trae a cuento reflexiones de más de siglo y medio en que fueron pronunciadas. "De todo corazón acepto el lema de que 'el mejor
gobierno es el que gobierna lo menos posible', y
me gustaría ver que esto se lograra pronto y sistemáticamente. En la práctica significa esto, en lo que también
estoy de acuerdo: 'El mejor gobierno es el que
no gobierna en absoluto'; y cuando los hombres estén
preparados para él, ese y no otro será el que se darán". Lo dice Henry David Thoreau en su opúsculo Del deber de la desobediencia civil.
La cita del filósofo norteamericano es más profunda de lo que parece. Pero el inevitable galimatías electoral, del quiero y no puedo, al que todas las formaciones políticas españolas han sucumbido debería exigir a cada ciudadano ahondar en preguntas tan simples como: un gobierno, ¿para qué, de qué manera, con qué perspectivas? ¿Al servicio del individuo o de la maquinaria del Estado? Thoreau: "El Gobierno es, a lo más, una conveniencia; aunque
la mayoría de ellos suelen ser inútiles, y alguna vez,
todos sin excepción, inconvenientes". El americano, que no es ni nihilista ni exactamente un ácrata, aunque esté cerca de éste, también matiza: "...Yo reclamo, no la ausencia de todo Gobierno, sino en seguida, uno mejor. Que cada hombre haga saber qué clase de Gobierno gozaría de su respeto, y ese será el primer paso para conseguirlo". Uno piensa entonces si el nivel medio de conciencia política, o simplemente cívica, de nuestros paisanos tiene claro algo. Si cree en esa delegación o cheque en blanco que sale de unas elecciones. Si piensa en que la política debería ser una actividad cercana y personalizada, donde no todo se dejara al albur de los parlamentarios. O si lo único que va a hacer una vez más es dejarse manipular al votar por costumbre inveterada a los suyos. Temo que tanta desconfianza sembrada no mejore las cosas. Y, desgraciadamente, nada de ello es un juego.
Ilustración de A. Dan
Thoreau desplegaba un teoría del Estado, del Gobierno de una comunidad, más cerca del misticismo que del conocimiento de la naturaleza del poder y de la organización social en la que compiten intereses antagónicos.
ResponderEliminarYo fui una gran admiradora de Thoreau hasta que me nombraron presidenta de la comunidad de propietarios.
Ahora su escritos me parecen entrañables y una buena lectura para refrescar la mente. Intentó conocerse a sí mismo sin conseguirlo.
Entre los libros y la realidad hay n parecido, pero los libros se pueden guardar en la biblioteca la realidad es como una bofetada injusta. Un abrazo
ResponderEliminarInteresante...
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