"Desde mi infancia he tenido tendencia a afrontar la pérdida -pérdida de personas queridas- recurriendo a lo no humano." Lo dice el neurólogo Oliver Sacks, en pelea con un próximo destino fatal y letal. Qué diferencia con los que en nuestra niñez invocábamos ante la adversidad la metáfora (Dios, por ejemplo) o lo humano protector (la madre) Continua Sacks: "Cuando cumplí seis años me enviaron a un internado; allí los números se hicieron mis amigos. Cuando regresé a Londres a los diez, los elementos y la tabla periódica se convirtieron en mis compañeros. Las épocas de tensión a lo largo de mi vida me han llevado a volverme, o a volver, a las ciencias físicas, un mundo en el que no hay vida, pero tampoco muerte." Ciertamente es un modo de encarar las dificultades muy minoritario pero útil y sabio. Alguien que se acerca así a la naturaleza adquiere un grado de conciencia único, no sé si superior, pero en el que se reconoce una fusión del hombre con la materia que le tiene que dotar de fuerza.
Enfermo en estado terminal como se sabe Sacks nos confiesa a qué se aferra en estas circunstancias: "Ahora, en este punto crítico, cuando la muerte ya no es un concepto abstracto, sino una presencia -demasiado cercana e innegable- vuelvo a rodearme, como cuando era pequeño, de metales y minerales, pequeños emblemas de eternidad." ¿Mero fetichismo y como tal confianza en lo simbólico? Tal vez Sacks juegue también con las metáforas de los elementos, pero sospecho que no se engaña. No cabe esperar de ellos, a la altura de su mal, una salvación pero sí sube un peldaño en la conciencia clara de la vida y su significado limitado. Por cierto, ¿quién no tiene guardado de la infancia una piedra como amuleto? ¿No sería bueno rescatarla y meditar sobre su contenido para encontrar el camino material del que nunca nos hemos salido? Acaso ése sea el fondo de la cuestión, y lo demás palabras, ideas abstractas, montajes justificativos con que vivimos.
Para quien no conozca el artículo:
Una manera muy directa de aceptarlo....
ResponderEliminarSaludos