"Si muriera el alfabeto
morirían todas las cosas.
Las palabras
son las alas.
La vida entera
depende
de cuatro letras"
Esto cantaba Federico Garía Lorca en su poema Pirueta. ¿Se salvó el alfabeto? A punto estuvo de morir con él. No sé si al alfabeto lo salvaron cuatro letras que pronunciaban alas con gran clamor o si será algo inextinguible. A él las alas de nada le sirvieron, más bien le condenaron. Pero para los supervivientes y para todas las generaciones que llegamos después el trágico final del poeta obró como acicate. Y la voz antigua de la tierra, que diría León Felipe, que sirve para recoger el trigo y alimentar el fuego debía tener unas alas poderosas, no obstante la barbarie y la saña con que fue perseguida. Y así las alas de los poemas de Federico, de sus obras teatrales, de sus cartas y escritos varios, han venido obrando como catarsis de una vida que no quiere reducirse nunca a un simple proceso que va del alfa al omega. Nunca, nunca prescindamos de las palabras. Tal vez haya que recuperarlas con más precisión y rigor, hacerlas más auténticas y humildes, dotarlas de más esperanza y menos soberbia. Setenta y ocho años después del crimen -Federico no se fue ni nos dejó- su obra es una fuente inagotable de alegría. Tanto la necesitamos...
Federico ejemplo de honestidad y de compromiso con los más necesitados, alejado de las torres de marfil donde se encierran algunos intelectuales, fue el poeta integral del pueblo porque creyó en la educación del mismo..
ResponderEliminarun saludo
Toda una referencia....
ResponderEliminarSaludos