"También la luz en sí misma se pierde", cantaba Octavio Paz. La luz, siempre la luz, que está y no está. Está aunque cerremos los ojos. No está siempre cuando los abrimos, muy a nuestro pesar. Su condición extraviada se suma a nuestra propia condición. ¿Seremos como la luz? ¿Y como el viento y como la lluvia y como el silencio? Círculos concéntricos que crecemos en mayor o menor medida cuando la piedra del destino cae en medio de nuestra materia inconsistente. Hasta disolverse. Destino de los hombres. Destino del poeta. Octavio Paz, de haber vivido, habría cumplido hoy cien años.
"DESTINO DEL POETA
¿PALABRAS? Sí, de aire,
y en el aire perdidas.
Déjame que me pierda entre palabras,
déjame ser el aire en unos labios,
un soplo vagabundo sin contornos
que el aire desvanece.
También la luz en sí misma se pierde."
Sus palabras son para pensarlas despacio.
ResponderEliminarBello homenaje al que me uno.
Cuando leemos el poema, Octavio Paz, de algún modo, ha conseguido seguir vivo en sus palabras.
ResponderEliminarPor eso yo lo he leído en voz alta, para que él y sus palabras se hagan brisa y eco.
¡Bellísimo poema! En una oportunidad, Octavio Paz, certeramente señaló la paradoja del fracaso y redención de la poesía al lenguaje "la experiencia poética es irreductible a la palabra y, no obstante, solo la palabra la expresa". Un saludo.
ResponderEliminarPero es esa fugacidad la que la embellece, como la palabra se pierde en el aire.. sólo lo que desaparece es arte?'
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