"Estamos encerrados en la historia y ellos no lo estaban", se escucha en el film de Werner Herzog La cueva de los sueños olvidados. ¿Era la naturaleza física totalizadora, la vida al día cara a cara, o una secuencia de tiempo diferente a la nuestra lo que les hacía libres a los hombres del Paleolítico? ¿Tenía lugar un vínculo en varias direcciones que preservaba y a la vez permitía avanzar a aquellos pobladores? ¿En aquel arte -aquella creación, aquella manifestación, aquel artificio- se manifestaban las claves de la verdadera naturaleza de las cosas? "Lo humano es una muy buena adaptación con el mundo", sintetiza el prehistoriador Jean-Michel Geneste hablando de aquellas pinturas de la cueva de Chauvet datadas en treinta mil años que nos dividen entre el asombro y la admiración por lo hermoso. "La sociedad humana necesita adaptarse al paisaje, a los otros seres, los animales, a los otros grupos humanos, y comunicar algo, comunicarlo e inscribir el recuerdo en cosas específicas y duras como paredes, piezas de madera, huesos. Y también cosas como la mitología o la música." Necesidad antigua la de disponer de testigos y a la vez testificar, necesidad de dejar huella y realizar una trasmisión. ¿Será ese el quid de la supervivencia humana? Continúa Geneste: "Con la invención de la figuración, figuración de animales, de hombres, de cosas se produce una forma de comunicación entre humanos y con el futuro, para evocar el pasado, para transmitir la información de manera mayor que con el lenguaje, que con la comunicación oral." Tal vez los medios de ahora mismo y la tarea que desarrollamos a través de la red de Internet, por ejemplo, sean también una confirmación de lo que opina el científico. Pero la belleza y la calidad de aquellas pinturas nos sobrecoge. A poco que las observemos y reflexionemos sobre ellas nos empequeñecen. El lapso de tiempo tan amplio parece evaporarse. Al contemplarlas podemos preguntarnos: ¿hay retrospectiva en nuestra mirada o simplemente son nuestro reflejo?
Quién, o qué, es capaz de percibir esta sobrecogedora belleza, creo que sería la pregunta que responde a tu última pregunta...
ResponderEliminarAbrazo
Sofía, supongo que cualquiera es capaz de sobrecogerse y de percibir esa belleza. Imagina un antepasado que vivía en cuevas, del que desconocemos mucho, a penas evolucionado y con sus manos, sangre y un par de pigmentos dibujando esas cabezas de animales tan perfectas. A mí me parece increíble. Puede plantearnos la duda de hasta qué punto el cerebro se desarrolló y de qué modo, porque si miras las pinturas estás mirando a un hombre de ahora y da un poco de susto: Tantos siglos y parece que no hemos evolucionado tantísimo...
EliminarCariños,
Nená
¿Apenas evolucionado? Pienso que cada ciclo histórico debemos medirlo en su justo tiempo. Entonces eran lo más evolucionado. No podemos ni debemos comparar para poder entenderlo y entendernos. Conocían bien las pigmentaciones y cómo obtenerlas, pero lo más impresionante es su capacidad figurativa y a la vez abstracta, capaz de lograr enfoques diferentes y conseguir efectos dentro de sus límites. Aquello no fue milagroso, fue el esfuerzo humano. Das en la clave al pensar que tenían un cerebro como los de ahora, y es que lo tenían, no te quepa duda, matices menores aparte.
EliminarTienes razón Alfredo, contemplarlo sin compararlo con esta sociedad, ni con ninguna otra es lo adecuado. Cada ciclo, cada época, tiene su espacio-tiempo, y tu apunte me ha parecido muy acertado.
EliminarCariños,
Nená
Ciertamente "otra" manera de entender nuestra vida...
ResponderEliminarFeliz Navidad
Werner Herzog ha hecho junto con el equipo que lo acompañó para realizar este documental un trabajo extraordinario, cargado de rigor y con la enorme responsabilidad de no modificar ni siquiera una mota de ese escenario.
ResponderEliminarCada profesional nos deslumbra con su experiencia, su emoción y asombro, frente a tamaño descubrimiento. No sólo la belleza está ahí, sino todo lo que el acto creativo, presente en las entrañas del hombre desde siempre, nos revela.
Ese caballo blanco es toda una revolución, como las múltiples huellas que el artista que ejecutó los dibujos nos va dejando, a nosotros, mortales carcomidos por la evolución y la modernidad, quizás para recordarnos que el acto creativo pertenece a una sociedad, que reunida allí en las entrañas de tierra supo compartir esa mirada.
Nos se pierdan este documental, y tiemblen, tiemblen de asombro y gozo.
Saludos cordiales
Enlace para quien desee ver la película.
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=rSCIbZOkYZc
Mirando esas pinturas me vienen a la mente las de Marc Chagall.
ResponderEliminarmuy interesante,
ResponderEliminargracias por compartir
saludos
El león dibujado de un solo trazo es alucinante, la gestualidad y el movimiento de las escenas, qué decir...te deja todo esto sin palabras, ¡es muy fuerte si te pones en aquel momento! Lo que más me intriga es que puede que no todos los dibujos pero hay unos cuantos que parecen del mismo autor que me asombran mucho y me lleva a pensar de donde llegaba ese aprendizaje con ese nivel ya sofisticado de la línea y la expresión, la síntesis. No son dibujos rudimentarios, al contrario, alcanzan un nivel de sofisticación llevada a lo esencial que es impresionante. Eso me ha dejado muy intrigada.
ResponderEliminarBellísimo blog. Acabo de descubrirlo y lo visitaré a menudo.
ResponderEliminarFelices fiestas.!
Descubrimiento que corroboro como algo insòlito ... Bienvenida alegre a mi casa... vendré a menudo!!
ResponderEliminarNo me parece que haya ninguna diferencia entre quienes pintaron sobre la roca y nosotros.
ResponderEliminarAl fin y al cabo solo nos separa la tecnología porque el proceso evolutivo biológico humano, había completado una fase. Estamos en ese mismo lugar, sin más cambios que lo periférico -memorias externas y transporte rápido- .
Eran como somos hoy, pero más refinados en lo intuitivo y emocional. Pintaban el espíritu y atrapaban el alma del animal.
Gracias por el enlace, lo guardo para verlo en estas fiestas.