El afán de la confusión ¿como causa o como efecto? Rafael Sánchez Ferlosio en su libro de peculiares pensamientos y aforismos Vendrán más años malos y nos harán más ciegos: "Babilonios somos; no nos vuelva la tentación de levantar ninguna torre juntos. Más bien ¡dejémonos ya de una vez por imposibles los unos a los otros, como buenos hermanos!" Más allá de la ironía no deja de ser curioso que cuanto más campo abierto se nos muestra a todos, y más posibilidades de conquistarlo, en más ganas de alzar fortalezas se empeñan algunos. Eso sí, muy floridas y cubiertas de marketing. No sé hasta qué punto quienes aún osan levantarlas creen en ellas. Cuidarse de la confusión como tentación.
Confusión como efecto de la causa y viceversa. A la lógica se le ponen los pelos de puntas, pero es que hemos entrado en un bucle imposible, como los dibujos de Escher; estamos en pura fascinación ante lo absurdo y, sin embargo, real. Sánchez Ferlosio estaría de acuerdo en que vamos a una babelización sin remedio, los ladrillos los ponen los ciegos que imaginan que están construyendo un Taj Majal y no una torre maldita, con ventanucos que apenas dejan pasar el aire.
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Uno de los cerebros mejor amueblados (y una de las pocas éticas en uso) de la literatura actual. Hace más de 40 años llegué a sus riberas con su Alfanhuí y su Jarama, alguna vez le he visto pasear por mi barrio madrileño de la Prospe. Una figura para enmarcar. Gracias por traerlo.
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