De momento es un neologismo que un especialista en envejecimiento de la OMS, un tal Alexandre Kalache, suelta en una entrevista. "Gerontolescencia es una palabra rara pero también lo era hablar de adolescencia en los años cincuenta y sesenta porque la gente no estaba acostumbrada, y ahora es de lo más normal". Él viene a decir que hoy el envejecimiento a ciertas edades no excesivamente provectas no implica decrepitud y menos convertirse en alguien inservible. Es decir que se pueden tener muchos años y permanecer como individuo activo, con objetivos e ilusiones que justifican la existencia. Pienso que aunque el parecido semántico y el juego de cambios de ciclo vital no tenga una comparación obvia con el tránsito de la infancia a la madurez, puede ser una aproximación positiva para asumir ciclos de edad avanzada. Bienvenido, pues, el acierto semántico si viene a reforzar la fe en el propio individuo y a comprender y proteger, si no ampliar, las propias capacidades. Por cierto, los demógrafos van acuñando un pareado tipo: "Eternos no seremos, pero durar ya duraremos". ¿Quién lo verá?
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