5.8.24

Estamos vendiendo nuestra alma al diablo. Investigador Rubén Baler sobre los móviles y otras adicciones.

 



Experto en salud pública y neurociencia de las adicciones Rubén Baler en una entrevista en El País sobre la adicción de los niños a las pantallas: "No podemos depender de los políticos ni podemos esperar a que los científicos nos salven. Creo que la solución es a nivel local, en las escuelas. Los padres pueden, por lo pronto, frenar el uso de pantallas en la cama porque les afecta al sueño y eso es un círculo vicioso que los lleva a meterse en situaciones de riesgo y la falta de sueño les cambia el cerebro en sí. No entiendo por qué se permite que los chicos lleven los dispositivos a clase porque eso interfiere con el aprendizaje, con la dinámica de la clase y con la atención. No tiene pies ni cabeza. Lo primero es educarse sobre cómo funciona el cerebro y sobre que se están aprovechando de nosotros: somos conejillos de indias, un bien rentable. Nuestra atención se han convertido en un bien rentable" 

Lo que todos sospechábamos hace tiempo y se ha constituído en un problema de desarrollo cerebral en los individuos. En casa, a la hora de comer o dormir, por la calle, en las escuelas...Estamos a merced de los fabricantes y comerciantes, el objeto se nos impone y aquel niño que carezca de él se compara con otros niños y se siente en desventaja. Los bienes rentables de unos son los males de la mayoría. Baler:

"Estamos pagando un precio voluntariamente y la decisión es de cada uno: o somos zombies y sonámbulos o tomamos las riendas de nuestra propia vida. En este momento, estamos vendiendo nuestra alma al diablo, tanto la privacidad como nuestros cerebros, las decisiones de cada uno. Entiendo lo difícil que es porque este aparatito [señala al móvil] está en todas partes y dependemos de él, pero tendríamos que esforzarnos en ver el bien y el mal, tratar de aprovecharnos de lo que nos ofrece para nuestro bienestar y desechar los efectos nocivos de estas tecnologías".




Pienso que un adulto bastante desarrollado puede controlar y discernir sobre el uso del móvil. Puede pero a la vez entra en la dinámica y se siente atrapado de manera no tan irreversible como los niños, pero sí perturbadora. Ahora bien, el acoso de tantos productos, no solo el móvil, sobre la mente infantil y adolescente puede ser lesiva, generar adicción y configurar líneas cerradas de pensamiento para el futuro. Rubén Baler matiza lo que hay detrás:

"Hay una financialización de la economía. Hay grupos que están muy interesados en la rentabilidad de los negocios: si hablamos de la comida basura, son industrias que producen una cantidad increíble de ganancias, pero estas comidas son adictivas, no ayudan a la salud pública. Las plataformas [de contenidos digitales] son adictivas. Las industrias del tabaco, el cannabis o el alcohol producen cantidades enormes de ganancias. Y a los dueños, los que se sientan en las juntas de accionistas, lo único que les importan son los beneficios de la compañía, la salud pública no es una prioridad. Y en esa ecuación, la población siempre va a perder. Hay fuerzas cada vez más poderosas que tiene interés en que estos productos sean cada vez más adictivos y populares". 

Si alguien dudaba o restaba importancia a tanto producto nocivo, el neurobiólogo lo deja claro. Gusta escuchar opiniones fundamentadas de personas con conocimiento y experiencia de estudio de los nuevos fenómenos psicosociales.




Fotografías tomadas de Última Hora, de Baleares, de la web Arancibia Psicología y del periódico La Nación, de Buenos Aires.


4 comentarios:

  1. Me considero un entusiasta de las tecnologías y si bien estoy muy lejos de ser experto en ninguna de ellas, procuro siempre educarme en lo posible sobre su conocimiento. Pero eso, no me priva de reconocer sus maldades, que las tiene. Al mismo tiempo, no puedo dejar de sospechar que detrás de esta problemática, hay intereses malsanos que se aprovechan. Se menciona en el escrito y no puedo estar más de acuerdo con lo que dice el Sr. Baler.
    "No podemos depender de los políticos ni podemos esperar a que los científicos nos salven.
    Efectivamente; este es el gran demonio de nuestra sociedad: Pretender siempre trasladar la responsabilidad a otros y pensar ingenuamente que los políticos o la ciencia, van a solucionar aquello que depende única y exclusivamente de nuestra educación. La propia y la de nuestros hijos.

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    1. Por una parte la tecnología ha sido siempre fuente de compra y venta, luego de beneficios. Por otra, que no sé hasta qué punto los cerebros humanos saben aceptar la aplicación de las tecnologías. Y hoy todo va tan deprisa que adecuarse a nuevos lenguajes, nuevas máquinas y una nueva actitud de vida con ellas nos confunde y nos saca de quicio. Nos envuelve en su laberinto; no, en el nuestro. Todo va más deprisa que la educación y de la conducta de los padres y los llamados centros de educación.

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  2. Nos estamos haciendo bobos, pero tontos de baba, expresión odiosa.

    Si no sabemos dejar apagado internet, redes sociales sobre todo, no nos podremos concentrar en nada. Un abrazo

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    1. De niño recuerdo escuchar la expresión con frecuencia en mi tierra del Norte. Lo decían deprisa y sonaba a "tontolava", por la contracción que hacían. Nunca supe si se trataba de tonto de la haba -allí había habas y recuerdo sacarlas de sus vainas- o tonto de la baba.

      Sabes de sobra que soy pesimista, ver a la gente por la calle o en autobús colgada de un artilugio prolongación de la mano y de sus ojos puede parecer algo abierto, pero acaso es una conducta cerrada.

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