16.10.13

Las arriesgadas primeras lecturas, contado por Peter Weiss




















El Peter Weiss adulto recuerda al Peter Weiss niño: "En los libros encontraba la vida, que me había ocultado la escuela. En los libros aparecía otra realidad de la vida distinta de la que me querían imponer mis padres y maestros." Ese testimonio -lo cuenta el autor de teatro en su precioso relato autobiográfico Adiós a los padres- me recuerda mis propias experiencias. Atención. No habla Weiss de la ficción de los libros, sino de la otra realidad. A nosotros nos recomendaban leer para entretenernos, pero dejando claro siempre que lo real era lo real y, por lo tanto, lo verdadero, y lo demás eran mandangas. Más testimonio Weiss: "Las voces de los libros exigían mi colaboración, las voces de los libros exigían que me abriera y me volviera hacia mí mismo. Hurgaba en la biblioteca de mis padres. Tenía prohibida la lectura de esos libros, tenía que coger los libros sigilosamente y disimular los huecos con cuidado, mi lectura tenía lugar bajo las mantas, a la luz de la linterna, o en el armario, o bajo el camuflaje de los libros de estudio." ¿Será que aquello de hacer lo prohibido deja más huella? Atracción, tesón, ejercicio. Un libro empieza a atrapar cuando uno suma su propia voz a las innumerables voces, tonos y situaciones que puede haber en él. El testimonio de Peter Weiss también es una sugerencia para nuestras edades de adultos avanzadas. Si una cierta afasia o desinterés nos acecha probemos a entrar en la práctica prohibida.