10.4.14

Contraviniendo al demoledor Dostoievski











Descripción de Dostoievski en Los hermanos Karamázov que enajena según se lee: "Y, sin embargo, su cuerpo era poderoso y exuberante. Debajo del chal se intuían sus hombros anchos, llenos, y el busto alto, del todo juvenil. Ese cuerpo prometía quizás las formas de una Venus de Milo, aunque se presentía que las proporciones, sin duda, eran un poco exageradas." El lector se traslada visualmente a la figura de una venus y de pronto se siente golpeado, como si se partiera la figura a martillazos: "Los conocedores de la belleza femenina rusa habrían podido predecir con certeza, al ver a Grúshenka, que esa belleza fresca y aún juvenil, al aproximarse a la treintena, perdería su armonía y se deformaría." Por qué, Fiódor, por qué nos haces esto. Sabía de tu dureza, pero ese adelantarte a los acontecimientos ¿es simple realismo o harta crueldad?...e insistes: "Que el rostro se le abortargaría, que le aparecerían arruguitas en el entorno de los ojos y en la frente con extraordinaria rapidez, que se le marchitaría la tez y quizá adquiriría una tonalidad purpúrea; en pocas palabras, era una belleza efímera, una belleza fugaz que a menudo se encuentra precisamente en la mujer rusa." Eres terrible, Fiódor. Aunque nos retraigamos a siglo y pico en que escribiste la novela ¿debemos creerte y aceptar por las buenas esa especie de mala ventura que arrojas sobre la mujer? Déjame que te contravenga, aun no negando que puedas tener razón respecto al paso del tiempo sobre mujeres y hombres en la época que reflejas. Déjame quedarme con la belleza de Grúshenka, sin darle vueltas a si va a ser efímera. Ya caigo: si te hubieras quedado en la mera exaltación de la belleza femenina no habrías sido el narrador implacable de la realidad despiadada. Por un momento quise soñar con la belleza eterna y tu relato me arrojó de los sueños.




Fotografía de Katia Chauseva