8.6.14

La regla de tres inversa de la riqueza, al decir de Matsúo Basho




















Cuando la regla de tres inversa se impone a la simple. Leído en Sendas de Oku, de Matsúo Basho: "En Obanazawa visitamos a un tal Seifu. Hombre nada vulgar, a pesar de su riqueza." ¿Quién dijo que tener riquezas implicaba ser excepcional y culto? ¿Quién no ha visto alguna vez personajes encumbrados que no sabían hacer la o con un canuto y solo hablaban de la bolsa, de coches y de putas? No sé si en el Japón del siglo XVII aquellos que tenían muchos bienes serían gente sumamente ordinaria en su fuero interno, incluida la parte del conocimiento y de la calidad humana. Al escuchar a Basho se diría que los bienes embrutecían. Él relata una excepción y expone un caso de comportamiento que ennoblece a Seifu: "Como de vez en cuando los negocios lo llevaban hasta la capital, comprendía las necesidades de los viajeros y las penalidades que sufren en sus viajes. Nos dejó su casa por unos días y, no satisfecho con dar reposo a nuestros quebrantados cuerpos, nos ofreció muchos entretenimientos." Tal vez la verdadera riqueza sea la generosidad, la entrega solícita. ¿O jugaría el tal Seifu con ventaja? Ah, luego me entero que, no obstante sus negocios viento en pompa, lejos de darse a la vida bruta que se daban otros mercaderes él practicaba la poesía. Solidaridad, pues, entre sensibles de las letras (en este caso de los pictogramas)



Pintura de Buson representando a Matsúo Basho