4.4.15

La eternidad de Manoel de Oliveira















"La vida es una derrota. La gente vive en la derrota. Nace en contra de su voluntad y no es dueña de su destino." Manoel de Oliveira, cineasta de los buenos, en una entrevista en el periódico portugués Expresso. No deja de ser sorprendente que esta afirmación la hiciera precisamente él, que hasta hace dos días llegó a los 106 años, una eternidad. Lo cual nos lleva a pensar: bueno, Manoel, una derrota relativa. Pero la longevidad de Oliveira, cuyo secreto ni él mismo sabría, fue aliada de un trabajo constante en su dedicación al cine. "¿Que si pienso en parar? Si paro de rodar me aburro y me muero. Tengo en mente un montón de proyectos. Ahora bien, no sé si la vida me va a dar para hacerlos todos." A esto ¿cómo llamarlo? ¿Ambición positiva? ¿Desarrollo casi ilimitado del carpe diem? ¿Vivir haciendo sin dejarse arrastrar por desánimos? 

Tal vez él entendía su propia existencia como el encuadramiento de uno de sus filmes: "El tiempo no tiene movimiento, sino que el movimiento está dentro del tiempo. A mí me costó aprenderlo", leo en El País acerca de la peculiar elaboración de sus películas. "¿Tú mueves la cabeza a lo loco para mirar algo? No, las cosas se mueven delante de ti, y tú las sigues a veces en una panorámica. Eso de los directores que alardean de trucos técnicos... no, no. Un director portugués dijo que escuchaba los comentarios del público a la salida de sus películas. Si decían que se notaba que había un gran realizador, malo. Si decían que era un gran filme, se ponía contento. Pues eso. La técnica no pertenece a la expresión. Y el arte sí pertenece a la expresión, a la vida. El arte es pensamiento, imaginación, sentimiento..." ¿No es una invitación la que nos hace Oliveira a todos para introducir en nuestras vidas más expresión vital y creativa y desalojar tanta dependencia de la técnica y sus objetos?