18.10.13

De una carta de Kokoschka a Alma Mahler

















Pintor Oskar Kokoschka: "Uno mismo se cava la fosa, y luego se extraña de que la vida no haya mantenido lo que había prometido." Retazo epistolar negro en los días de ruptura final con Alma Mahler. La frase  -harto repetida en la vida cotidiana-  podría aplicarse en los momentos difíciles de cualquier circunstancia: negocios, trabajo, amor, creatividad, salud, cualquier tipo de actividad o de relaciones que el hombre establece. Sin nunca tener seguro qué hay de presión de cuanto nos rodea y qué de margen y de visión personal de nosotros mismos. Más adelante, hablando de las causas del fin de aquel amor: "Tal vez sea mejor que no te hayas convertido en mi esposa, que no me hayas dado un hijo, y que ahora también vendas tu casa, antes de haber podido disfrutar juntos de ella. La sociedad, el dinero y las obligaciones tan solo son motivos aparentes, el motivo decisivo está en nosotros mismos." ¿Claridad de la situación, complejo de culpabilidad o conciencia de los límites de lo vivido que no pueden trascender más? A veces pareciera que la historia de un ser humano fuese la historia de todos los seres humanos: "Podemos descubrir la felicidad, pero somos incapaces de sentirnos satisfechos." Siempre nuestros límites, nuestra insaciabilidad, nuestra búsqueda sin fin de lo que creemos tangible pero que se torna inaprensible. "Por eso, preferimos otorgar a otras personas el único favor admisible, cedemos nuestra felicidad a aquellos que no saben cómo atrapar el mundo, ya que a nosotros nos da miedo haberla descubierto. La madre tampoco se come al hijo, si no ya no sería madre; sería una bestia estéril y sin valor alguno." Amarga conclusión. ¿Fue la ruptura con Alma Mahler el origen de otra conceptualización de su pintura? Tal vez. La mano del amor suele ser tan larga como vengativa. Incluso a la hora de crear.