20.5.15

La verdad de las palabras, Zweig por Argullol















"Extirpando la verdad a las palabras se extirpaba también el espíritu a los hombres", Rafael Argullol recordando el mensaje de Stefan Zweig en el libro de éste El mundo de ayer. Zweig escribió sobre una desaparición de Europa y como toda pérdida el retorno no es posible. Entre ese extravío acaso se encuentre también o sobre todo el del valor de las palabras. Argullol: "Nuestra época ya no ha recuperado, o no ha querido recuperar, la verdad interna de la palabra. Si somos sinceros, nuestra época ya no piensa en términos de palabra o de verdad." ¿Será por esa razón que nuestra Europa emplea más la palabra como mercado que como expresión de las necesidades profundas de los hombres? ¿Será por eso que todo suena hueco, increíble, falaz incluso? ¿Será que la palabra ha sido desplazada por la fraseología publicitaria, las declaraciones gubernamentales vacías, el distanciamiento entre élites y súbditos? ¿O acaso que se ha vendido la palabra al beneficio, lo rentable, lo productivista y, por lo tanto, al cambalache y la corrupción? 

Remate de Rafael Argullol: "El lenguaje, o la falta de lenguaje, lo dice todo: compárese el tono con el que se proclama la actual construcción europea con el que refleja Zweig en El mundo de ayer cuando hace referencia al entusiasmo con que Rilke, Valéry y tantos otros se referían a la 'unidad espiritual' de Europa. Europa era una cultura; no, como alardean los portavoces del presente, una marca." Y así andamos, rendidos a una marca dudosa, quebradiza, que da tumbos o amenaza con mantener viejos nacionalismos que tanto mal causaron. Y en lugar de la palabra verdadera se impone la mentira, y los procesos electorales en los países  -miremos lo que acontece estos días en el ruedo ibérico-  van dando pistas de los riesgos. Concluye Argullol: "Huérfanos de la verdad de las palabras, o incapaces de encontrarla y compartirla, también nosotros nos encontramos indefensos ante la manipulación, por más que nuestra fe tecnológica nos mantenga ensimismados. Las épocas (de la de Zweig a la actual) parecen muy distantes, es cierto. En la nuestra sólo ha irrumpido una multitud de pequeños brujos que juegan con la mentira y casi todos convivimos indiferentemente con ella. Pero la falta de amor a la verdad entraña el mayor peligro: es el terreno abonado para que los grandes brujos entren en escena."




3.5.15

Andréi Tarkovski y los jóvenes















Andréi Tarkovski, director de cine ruso: "A los jóvenes me gustaría decirles que aprendiesen a amar realmente. A disfrutar la soledad, a estar solo con uno mismo." ¿Miedo del joven al individuo inmaduro que lleva dentro? Tal vez ese miedo explicara la necesidad que la mayoría tienen de afirmarse a través del grupo, a ratificarse en él. Algunos entregando demasiado de sí mismos a la tribu que, en cualquier momento, puede dejarles con el culo al aire. Tarkovski: "Creo que el problema de los jóvenes es que necesitan mantener comportamientos ruidosos y agresivos para no sentirse solos, y eso es muy triste. Es un mal síntoma también. Cada individuo debería aprender a estar solo durante su infancia. No hablo de sentirse solo sino de que uno no debería aburrirse cuando está solo. Es un síntoma muy peligroso, casi una enfermedad." Estas opiniones del director de cine me hacen pensar en qué parte de madurez asumida o qué de falsa madurez hay en el individuo cuando encarrila ya edades avanzadas. ¿Tal vez un problema de amor personal no aceptado o desvinculado de una infancia que no hay que enviar al olvido? Dice Tarkovski: "Nunca nos amamos lo suficiente. Si lo hiciésemos amaríamos a los demás. Aquel que no sabe por qué vive no puede sentir amor ni por los demás ni por la propia vida." ¿El amor como conciencia de la vida? ¿Como una prolongación interior del espíritu de la infancia donde nada se rompe y todo tiene un sentido curioso que alimenta las ganas de vivir?