23.11.23

Lo que decía Ricardo de Bury de los libros en su Filobiblión

 










"En los libros veo a los muertos como si estuvieran vivos; en los libros preveo el futuro; en los libros se disponen las cosas de la guerra; de los libros proceden los derechos de la paz". Lo escribe Ricardo de Bury (1287-1345) en su obra Filobiblión. Un tratado tan amoroso como preciso sobre el valor y uso de los libros escrito en 1334. ¿Cómo llevarle la contraria? ¿No seguimos viendo hoy en los libros a muertos como vivos y a vivos como muertos? ¿No nos hablan del pasado, también del presente y arriesgando una visión del futuro? ¿No insisten constantemente en las relaciones humanas que no solo se deslizan entre amor y muerte sino entre conflicto y pacificación?

Continua De Bury: "Todo se corrompe y consume con el tiempo: Saturno no cesa de devorar cuanto engendra, de tal manera que el olvido caería sobre la gloria del mundo si Dios no hubiera concedido a los mortales el remedio de los libros. Alejandro, el dominador del universo; Julio, el invasor del orbe y de la urbe, que con Marte y con arte consiguió por primera vez concentrar el imperio bajo una sola persona; el fiel Fabricio y el rígido Catón, hoy no serían recordados si faltara el testimonio de los libros". Independientemente de la visión que Ricardo de Bury tenía del mundo y sus personajes célebres siguen en vigor sus observaciones sobre la importancia del soporte libro. Hoy se dirá que ha quedado atrás, que no obsoleto, frente a otros soportes técnicos modernos. Pero el valor de la transmisión escrita refrendó las narraciones orales de la antigüedad más primigenia. Y ese valor permanece; otro tema es si acceden muchos a la lectura provechosa.

Y remata el bibliófilo y obispo de Durham: "Las torres yacen derribadas en tierra, las ciudades han perecido, víctimas del triunfo de la podredumbre. De no ser por los libros ni siquiera el Rey y el Papa gozarían tan fácilmente del privilegio de la perennidad. Un libro acabado ofrece la compensación de que, mientras el libro perdure, el autor goza de la inmortalidad y no puede morir, como atestigua Tolomeo en el prólogo de su Almagesto, 'Quien dio vida a la ciencia -dijo- no está muerto'. ¡Esto pensaba y escribía un hombre culto en pleno siglo XIV! Si lo hubiera dicho cuatro siglos después le llamaríamos ilustrado. Pues bienvenidos todos los ilustrados de siglos pasados de los que algunos en nuestros días quisieran prescindir.











10 comentarios:

  1. Lo dice Ricardo de Bury y es cierto, en los libros hay vida y cada lector la interpreta a su manera, despertamos a los muertos ya sean santos o criminales. Un abrazo

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    1. Que esta manera de pensar tan actual y moderna la tuvieran algunos hace siglos maravilla. Hoy, parece más bien que muchos van a la contra. Si no se lee no hay reflexión.

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  2. Una forma de enaltecer a los libros, en una medida justa de su importancia, da igual el medio, pero la transmisión de textos sea con el sistema que sea, enriquece a todas las generaciones, las actuales y las venideras.

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    1. Sin duda, sin duda. Pero cuando pienso en otros tiempos en que el acceso al libro o al manuscrito lo tenían solo una minoría...

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  3. Hay algunas cosas que se mantienen invariablemente en el tiempo, como el hecho de que acceder a la lectura te puede cambiar la vida. Un buen libro y un buen amigo o amiga, o varios mejor, para intercambiar reflexiones, permiten que no nos quedemos rígidos ni estancados, creo yo.

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    1. No me cabe duda, siempre que leer incite a imaginar, a soñar y también a contemplar perspectivas diferentes de la realidad.

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  4. Perdurar, con la lectura, por ejemplo. Qué buen texto nos trajiste.

    Un abrazo, y gracias

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    1. Hay textos del pasado remoto francamente interesantes ¡y modernos!

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