10.1.15

Pérez Andújar y Voltaire: dos lecturas sobre (y contra) el fanatismo












"También es más fácil matar a las personas que matar a la risa." Javier Pérez Andújar en El País. Lo que ya no tiene uno tan claro es si ésta es más antigua que lo otro, y viceversa. O si la risa será alguna vez más eterna que la violencia, y la sobrevivirá. Pérez Andújar: "La historia del fanatismo, de la intransigencia, es esa: la persecución de la risa. De eso, de la condena de la risa, se habla mucho, por ejemplo, en El nombre de la rosa, una novela de herejes y de monjes que tuvo mucho eco (con perdón) La risa es lo más parecido a la libertad." Cierto, o tal vez sea el vehículo más puro de la libertad, incluso forme parte de su propia esencia. El mecanismo reflejo de la risa obliga a desconectar odios, desencuentros, diferencias, preocupaciones y hasta dolores. Otra cuestión es que sea efímera. ¿Efímera? Adoptarla como método y veréis lo duradera que es. Y lo benefactora, y lo curativa. Pensamiento en acción, por otros vericuetos. Transporta en sí misma el ángel benéfico de la transgresión, que no tiene nada que ver con el ángel exterminador. Éste sí es cruel.

Un texto de hace doscientos cincuenta años, y no encontrado por casualidad: "La tolerancia es tan necesaria en política como en religión; solo el orgullo es intolerable." François Marie Arouet, Voltaire, en su opúsculo Ideas republicanas. El orgullo siempre, y la soberbia y la ira y la envidia, y ese espíritu permanente de revancha y, al fin y al cabo venganza, que se mantiene en ciertos individuos y en determinados momentos de las sociedades. "El orgullo es el que subleva los espíritus, queriendo obligarles a pensar como nosotros; es la fuente secreta de todas las divisiones." La psiqué del hombre ¿dominada por las posiciones de clase, la riqueza, el territorio, la cultura...? O ¿es a la inversa? Qué importante es el conocimiento para combatir los demonios interiores y sus extensiones. Voltaire lo veía con claridad y lo expresaba de este modo: "¿Se llegará a hacer mejores a los hombres por medio de libros que destruyen la superstición, que hacen amable la virtud? Sí; si los jóvenes leen esos libros con atención serán inmunizados contra toda clase de fanatismos; comprenderán que la paz es el fruto de la tolerancia y el verdadero fin de toda sociedad."

No sé si Voltaire se quedó en optimista y esperanzador. Pero creo que tanto tiempo después de su opinión la propuesta no es desdeñable y permanece en vigor. 



















6 comentarios:

  1. Me ha parecido muy interesante esta reseña literaria y filosófica sobre la tolerancia y su contrario.Tal es la actualidad de estos conceptos que son necesarios evocarlos para volver a reflexionar sobre conductas que dividen a la sociedad y degradan al hombre.

    Un cordial saludo.

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  2. Ariadna, me gustan mucho los poemas publicados en el margen de esta página, pero no encuentro forma de comentarte algunos que me parecen especialmente bellos. Mi enhorabuena.

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  3. La risa, lo más parecido a la libertad... ¡qué acertado!
    =)

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  4. En su Tratado sobre la tolerancia, Voltaire escribe:

    Lo digo con horror pero con franqueza: ¡somos nosotros, cristianos, los que hemos sido persecutores, verdugos, asesinos! ¿Y de quién? De nuestros hermanos. Somos nosotros los que hemos destruido cien ciudades, con el crucifijo o la Biblia en la mano, y los que no hemos dejado de derramar la sangre y de encender hogueras, desde el reinado de Constantino hasta los furores de lo caníbales que habitaban en las Cevenas: furores que, gracias al cielo, hoy ya no subsisten.

    Yo me pregunto si, hoy, subsisten o no aquellos furores.
    Yo me pregunto si la otras creencias han tomado ejemplo de los cristianos.
    Yo me pregunto ni no hacen todas las religiones mismo.
    Yo digo que con un garrote o con la Biblia, el hombre siempre ha sido un lobo para el hombre.
    Francesc Cornadó

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  5. Fanny: Figura una dirección electrónica en el perfil.

    ellaberintogrotesco@gmail.com

    Gracias por comentar.

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  6. Ni siquiera creo que la lectura nos libre de la maldición de la violencia que acompaña al intolerante, al dogmático que cierra los ojos para no ver fuera de sí mismo.
    ¿Cuántos Pol Pots y doctores Radovan Karadzis hay por ahí? Recordemos sus hazañas. La lecturas, los doctorados, el paso por La Sorbona, no fue obstáculo para aniquilar al otro de todas las maneras posibles.
    Me quedo con el antídoto de la risa. Y si hay que venerar algo que sea la vida. Que lean Rabelais, seguro que matarán menos

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