14.6.14

Georges Didi-Huberman y su mirada sobre lo que hay abajo














Georges Didi-Huberman en su libro Cortezas, a propósito del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau: "Un lugar como este exige a su visitante que se interrogue, en algún momento, sobre sus propios actos de mirada." Naturalmente, Didi-Huberman habla sobre el visitante turista de hoy día, o sobre el visitante peregrino que retorna de alguna manera a homenajear una memoria. Normalmente miramos y no vemos, o acaso es que no miramos como es debido, porque no queremos ver, porque la mirada siempre es inquisitiva y, por lo tanto, cuestiona. Continúa el autor:  "Me di cuenta, con el tiempo, de que una cierta configuración de mi propio cuerpo  -una talla pequeña, ojos que siguen siendo miopes, a pesar de todas las gafas, un cierto miedo fundamental-  me incitaba a mirar, más que otras cosas, las cosas que están abajo. Camino, por lo general, mirando el piso. Algo ha debido persistir de un miedo muy antiguo  -mejor sería decir infantil-  a caer. Pero también de una cierta propensión a la vergüenza, de tal modo que mirar a la cara me fue durante mucho tiempo tan difícil  -el sentimiento de que era necesario un coraje auténtico-  como necesario." 

¿Está acaso la magnitud de lo que nos rodea -los objetos cotidianos, el paisaje, las ruinas, los edificios, las imágenes del pasado-  simplemente para echar una mirada de paso? Depende de nosotros, porque cada uno de esos objetos que no se ven solamente con mirar al suelo o no observarlo bien o no mirar, transmiten. Como la corteza de un árbol habla del árbol mismo y éste de sus raíces y más allá también de todo el bosque. Didi-Huberman: "De ello resultó, de una manera natural, un conjunto de gestos imperceptibles destinados a concentrar, más que a extender, mi campo visual. Entonces me acostumbré a transformar esta timidez general ante las cosas, estas ganas de huir o de quedarme en un estado de perpetua atención flotante, en observación de todo lo que está abajo: las primeras cosas que se ven, las cosas que tenemos 'bajo la nariz', las cosas terrenales. Como si inclinarse para ver me ayudara a pensar un poco mejor en lo que veo. En Birkenau, sin duda un abatimiento particular ante la historia me hizo inclinar la cabeza un poco más que de costumbre." Preciso autoanálisis de una mirada más larga e inusual que Didi-Huberman realiza sobre su experiencia de viaje a Birkenau, donde desaparecieron antepasados suyos.

Cortezas es un libro editado por Contracampo Shangrila Libros.

   













2 comentarios:

  1. Es otra perspectiva, otra forma de asimilar nuestro entorno vital....

    Saludos

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  2. Recientemente he realizado un reportaje fotográfico sobre Auschwitz. Es posible que el exceso de información que sobre el teman llevaba antes de la visita me condicionase la forma de ver este lugar. Pero no cabe duda que la estancia allí te hace plantearte muchas preguntas sobre la condición del ser humano.

    Un saludo.

    P.D.: Intentaré leer el libro.

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