5.2.14

Félix Grande y los amores malditos




















"No hay amores malditos", decía un verso de Parábola, un poema de Félix Grande en Las rubáiyátas de Horacio Martín. Todo es posible. Si amor y maldición son términos antitéticos va bien. Pero si sigues el resto del poema:

"No hay amores malditos

Hay podre   leyes   usos
error   espanto   astucia
impotencias   normas   mentira
angustia   doma   compraventa
cobardía y calamidad

No hay amores malditos"

entonces puedes deducir que solo son las dos caras de una moneda. O una implicación o una complicación o el riesgo añadido. Cuando no llega, para el que no llega, el amor siempre es una bendición. Porque todo lo deseado tal vez sea bendito (a priori) Para el que lo posee pero le sale quebradizo y de incierto futuro, también es objeto de invocación. Al fin y al cabo, ¿no es el amor una plegaria sobre lo que no se tiene o no se desea perder?



Fotografía de Patxi Cascante

3 comentarios:

  1. El interrogante final es la perfecta definición del amor: una oración que nos acompaña toda la vida.

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  2. Aprendemos y desaprendemos del amor, no es una línea recta. Saludos.

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  3. Com allibera aquest poema, i les teves reflexions.

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