8.8.13

Diálogo del tolerante y el fanático














"...Demostradles que razonan mal; si os han ridiculizado, ¿por qué no los ridiculizáis vosotros? Pero os pido gracia para ese pobre discípulo de Locke al que queríais quemar; ¿no veis, señor doctor, que eso ya no está de moda?", dice Aristo (literalmente el mejor y también el filósofo) a Acrótalo (el intolerante, el extremista, el fanático) en la sabrosa Conversación entre ambos personajes que ingenia Voltaire. La respuesta del intolerante es rápida y cruel: "Tenéis razón; hay que encontrar alguna otra manera de imponer silencio a los pequeños filósofos". ¿Podría imaginar Voltaire que doscientos cincuenta años después parece haber llegado ese silencio? Probablemente por otras vías. No tanto por la represión y la intolerancia como por la integración en una sociedad que todo lo desvirtúa y licua (estos tiempos líquidos que vivimos, que diría otro filósofo, Zygmunt Bauman) ¿O por su encerramiento y reducción en las instituciones tradicionales del saber que no tienen ahora apenas predicamento social?

Recomendable coloquio, titulado Conversación entre Aristo y Acrótalo, escrito en 1761 por Voltaire.


4 comentarios:

  1. En un plano más cotidiano, aunque igualmente universal, el silencio y la pasividad se ilustran con los millones de personas que ven Tele5 a ciertas horas, mientras les suben las tasas universitarias y les bajan el salario... Voltaire no era ningún cándido sino un visionario. Era de esperar que ocurriera algo así.
    Un saludo
    Juan M

    ResponderEliminar
  2. Sin duda cruel la frase "Tenéis razón; hay que encontrar alguna otra manera de imponer silencio a los pequeños filósofos".
    El intolerante saboreó así la opción de acallar la crítica a través de mecanismos eficaces pero más discretos.
    Tomo nota de la conversación, gracias.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  3. Tengo pendiente a Voltaire, no tardaré.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  4. Hay muchas formas de imponer silencio sin quemar a nadie en la hoguera. Por ejemplo, amenazar con hacerte perder tu trabajo, o con retirar la subvención o la publicidad a quien de da trabajo. O subvencionarte para que, en vez de callarte, hables pero con "la voz de tu amo". Poderoso caballero...

    ResponderEliminar